El narrador empieza contando lo ocurrido hace aproximadamente ocho meses, un grupo de amigos se reunió en casa de Louis R. para disfrutar de una velada llena de conversaciones sobre literatura, arte y anécdotas picantes, como suele suceder en los encuentros de jóvenes. De repente, la puerta se abrió de par en par y entró uno de los antiguos amigos de la infancia de Pierre, el protagonista de la historia.

Los amigos comenzaron a especular sobre las razones de su inesperada aparición. Algunos sugirieron que podría haber venido de Mabille, un lugar de diversión nocturna. Otros pensaron que estaba contento por obtener un préstamo o por haber solucionado algún asunto familiar. Un tercero bromeó diciendo que había venido después de emborracharse y que el olor a ponche en la casa de Louis lo había incitado a seguir la fiesta.

Sin embargo, el amigo de Pierre sorprendió a todos al revelar que venía de P…, una localidad en Normandía, donde había pasado ocho días. Además, traía consigo una mano disecada que pertenecía a un gran criminal amigo suyo, a quien quería presentarles.

La mano disecada era horrible y oscura, con músculos potentes y uñas amarillas. Según el amigo de Pierre, la mano pertenecía a un famoso criminal ejecutado en 1736 por arrojar a su esposa a un pozo y por colgar al cura que los había casado en el campanario de la iglesia. Después de cometer estos crímenes, el criminal se había marchado y había llevado una vida delictiva, robando a viajeros, ahumando a monjes y convirtiendo un monasterio en un serrallo.

Los amigos se sorprendieron y cuestionaron qué haría Pierre con esa espeluznante mano. Él respondió que la utilizaría como tirador de campanilla para espantar a sus acreedores. Algunos amigos bromearon diciendo que debería hacer un caldo con la mano, mientras que otros advirtieron sobre los peligros de mantenerla y la posibilidad de que su propietario la reclamara.

La noche siguiente, Pierre mostró la mano disecada en su campanilla, pero al día siguiente, cuando su amigo fue a visitarlo, descubrió que la mano había desaparecido. No preguntó qué había sucedido con ella y continuó su vida normalmente.

Sin embargo, poco después, se cometió un espantoso atentado contra la vida de Pierre. Fue encontrado en su habitación con marcas profundas de cinco dedos en el cuello. Aunque sobrevivió, Pierre quedó loco y fue ingresado en un hospicio, donde pasó siete meses sin recuperar la razón. Finalmente, murió en medio de un episodio de terror y desesperación.

Después de su muerte, el cuerpo de Pierre fue llevado a su pueblo natal en Normandía para ser enterrado. Durante la ceremonia, mientras el antiguo cura y el narrador paseaban por el cementerio, descubrieron un ataúd abierto y un esqueleto con una mano cortada. Era la misma mano disecada que había pertenecido al famoso criminal, y estaba colocada junto al esqueleto de Pierre.

El narrador, horrorizado, cerró la tapa del ataúd y selló la tumba con un fuerte golpe. Sintió un escalofrío y una sensación de terror, pero se alejó del lugar rápidamente. La historia termina con una sensación de inquietud y miedo, dejando al lector con la incertidumbre sobre lo que realmente sucedió y si la mano disecada tenía alguna influencia maligna en los acontecimientos trágicos.